Ayer por la mañana se planteaba un entrenamiento tranquilico. Llevaba toda la semana con molestias en la espalda y el viernes estuvo lloviendo por la tarde/noche; pero la espalda estaba más o menos bien y la lluvia había dado lugar a un magnífico sol: perfecto para un entrenamiento suave y hacer unas fotos con una amiga de mi madre que quería venirse.
Sin embargo, lo que no sabía yo era que lo de las fotos era solo una excusa: cuando llegué al Molino (¿qué mejor sitio para entrenar y hacer fotos?), resultó que no era una amiga de mi madre, sino todas sus compañeras de promoción, que habiendo seguido mi caso desde que entré al hospital y conociendo mi proyecto, se quisieron sumar todas y acompañarme en uno de mis entrenamientos.
Además, por si fuera poco, hicieron unas camisetas geniales con las que mostrar su apoyo y con las que pudimos ir todos “uniformados”.
Muchísimas gracias a todos los implicados; me hizo muchisima ilusion. No solo por acompañarme, que me hizo mucha ilusión; o por las camisetas, que me encantaron. Sino también por todo el apoyo que me habéis dado durante este año y medio (y que mi madre sin falta me transmite), y porque ver que el proyecto tiene repercusión y ayuda a la gente, me da ánimo y motivación sin límites.
¡GRACIAS!
PD: Y para compartir este momento en el que me dieron la sorpresa, os dejo también el video del momento.