Cuando luchas contra una enfermedad como el cáncer, o en la vida en general, te vas a enfrentar a momentos malos. Momentos de bajón. Puede que sean físicos, en los que tienes el ánimo bien, pero tú cuerpo no te corresponde; o puede que sean mentales, en los que crees que todo te sale mal o que ya no te apetece seguir luchando.
Pues creo que también hay que permitirse un poco estos momentos. No se puede ser fuerte siempre, en todo momento; o estar animado y alegre a cada minuto. No es sano.