Todo pasó de la noche a la mañana. Una tarde llegué cansado a casa y a la mañana siguiente no podia ni mantenerme sentado. 6 días empeorando y al séptimo fui a urgencias y el médico tuvo la iluminación de hacerme un escaner, porque los que me habían visto hasta el momento, pensaban que eran vértigos y una contractura cervical. Resultó ser un tumor en el cerebelo que me estaba provocando hidrocefalia (presión en el cerebro por aumento del liquido craneal). No había opción: o me operaban o no lo contaba.
Por suerte, una semana después y casi de urgencias me pudieron extirpar el tumor. Tras recuperarme de la cirugía, comencé con el tratamiento: radioterapia combinada con quimioterapia durante mes y medio y luego casi un año de quimio. Un tratamiento muy fuerte que me hizo encontrarme peor cada día hasta que cuando llevaba 6 meses, tuvieron que detenerlo porque empezaba a afectar seriamente a la medula y mis defensas.
Aún seguí empeorando dos o tres meses más después de haber parado, pero tras eso comencé a mejorar poco a poco y actualmente así me encuentro: recuperándome. Gracias a Dios, las resonancias de control confirman que actualmente estoy curado, y eso es algo que da fuerzas para aguantar la leeeenta recuperación. Pasitos cortos, pero firmes.